Hace un mes organizamos un evento de cohope inspira en el que queríamos definir qué es la educación del futuro. En este evento se sacaron conclusiones muy interesantes sobre hacia dónde va la educación, las tendencias que está siguiendo y reflexiones sobre cómo podemos hacer que esta, no solo siga el ritmo del cambio, sino que lo lidere.
Durante el evento pudimos escuchar a Cristina De Porcellinis, manager de Cohope Wise Up que nos habló de cómo es aprender en un mundo líquido. Cristina nos acercó al concepto de Bauman, un filósofo que sostenía que la modernidad en la que vivimos es líquida por sus características de cambiante, voluble, ambigua e incierta. Entender mejor cómo es el mundo ahora y cómo ha cambiado es vital para entender qué tipo de cambios ha experimentado y cómo estos inevitablemente afectan a la educación.
Al hacer la comparación entre el mundo sólido del que venimos y el líquido en el que vivimos nos damos cuenta de que una de las cosas que los separan es la correlatividad estudio-éxito. Hace años sacar buenas notas en el colegio implicaba ir a una buena universidad, tener una carrera e idiomas implicaba un buen trabajo, y un buen trabajo significaba un buen sueldo. Hoy en día esto ya no es así. Nuestro mundo es de “usar y tirar” rápido, cambiante, veloz e inmediato. Nada es estable, fiable o duradero, por lo tanto los conocimientos y la educación monolítica que podía servir en ese mundo sólido ya no son útiles. Ya no sirven las cosas hechas en cadena porque, ante un mundo que cambia a cada segundo, lo único de lo que nos podemos fiar somos nosotros mismos.
Este mundo reta a una educación que ya nunca más puede ser la misma para todas las personas y por eso nace la necesidad de educación con conciencia. Para entender cómo es este tipo de educación tenemos que entender que en toda acción educativa puede haber dos movimientos: aprender y enseñar. El aprendizaje con conciencia busca tener un propósito, busca entender “para qué” estamos aprendiendo. Así como enseñar con conciencia busca hacer las cosas bien, para enseñar mediante el ejemplo entendiendo que eso nos convierte a todos en modelos educativos para otras personas, aún sin saberlo/quererlo.
En esta nueva manera de entender el aprendizaje, desde la conciencia y la revisión, Cristina nos propone 3 movimientos: aprender, desaprender y reaprender, de los que ya nos hablaba en este artículo y con los que Cohope Wise Up propone que la educación del futuro es una educación con impacto.
Para poder hablar de la educación del futuro como una educación con impacto no podíamos no contar con Design For Change, una organización global sin ánimo de lucro, que promueve la innovación educativa a través del emprendimiento social. Desde esta organización prepararon un diálogo intergeneracional entre Miguel Luengo y Apurva San Juan en el que dieron algunas claves sobre cómo para poder entender la educación del futuro en realidad tenemos que pensar en presente.
Siempre rompiendo estereotipos vimos al inicio cómo hay muchos niños y niñas que ya están cambiando el presente, que no esperan a ser el futuro y están llevando a cabo proyectos e iniciativas para cambiar las cosas. Esto es una gran base para iniciar el diálogo en torno a cómo es y cómo debe ser la educación.
Como efectivamente comentaron Miguel y Apurva, este tipo de proyectos son los que nos dan esperanza en que las cosas pueden ser diferentes. En este punto de la conversación Miguel preguntó a Apurva algo clave, que cómo cree que sería su vida si todas esas competencias tan importantes como el trabajo en equipo, el espíritu crítico, la empatía, etc. que ha aprendido en la universidad, las hubiera tenido en la escuela, desde los cinco años:
“La verdad es que hubiera sido muy distinto todo. Yo hubiera sido una persona totalmente diferente. […] Me di cuenta de que aprendí muy tarde ciertas cosas que podría haber aprendido mucho antes y que me hubieran ayudado muchísimo a ver el mundo de otra forma, ¿no? Y cuando tú le das el micrófono a alguien para hablar y decirle: oye, ahora tú eres el protagonista de esta historia, y tú puedes contar esta historia, y tú puedes hacer esta historia, resulta que esta persona se lo cree y lo hace. Pero cuando creces en una educación en la que no te dan ese micrófono para hablar, creces con ese pensamiento de que no puedes cambiar las cosas e, Incluso, dejas que otros las hagan […] resulta que dejas de hacer cosas. Entonces gracias a Dios entré en un sitio donde me reenseñaron y reaprendí […] que efectivamente puedo cambiar las cosas y que efectivamente tengo la potestad y el poder para cambiar las cosas como persona y, obviamente, como persona joven.”
Esto nos da una de las claves: hay que dejar espacio al error. Sin el error, si no damos la oportunidad de fallar y mejorar, no podemos avanzar.
Efectivamente, como dice Apurva, vamos tarde, pero no hay que quedarse con eso, no nos podemos quedar con el “hay que..”, como decía Miguel, tenemos que empezar a hacer las cosas, ponernos manos a la obra porque sino, como bien nos dice Apurva nos vamos a frustrar. Aquí viene otra de las claves: debemos cambiar el “hay que…” por “hoy voy a…”.
Tenemos que intentarlo para poder errar y aprender por el camino porque como dice Kiran Bir Sethi “si no somos nosotros, entonces, ¿quién? y si no es ahora, ¿cuándo?” Por eso tenemos que intentar poco a poco cambiar las cosas y dar oportunidades a los más pequeños para que lo hagan y construyan su futuro desde el presente. Esto puede ser frustrante, ya que todo a nuestro alrededor limita, pero, como bien nos dicen, no debemos frustrarnos porque es un proceso en el que, tanto Miguel como Apurva, están de acuerdo que lo importante es el camino. Cambiar el status quo entre lo que siempre se ha hecho y lo que se debe hacer puede ser frustrante, pero merece la pena.
Miguel hace referencia a esta viñeta de Tonucci para ilustrar cómo puede ser complicado pedirles a los niños que cambien las cosas cuando siempre se les ha dicho cómo tienen que ser.
Miguel, en este punto de la conversación le preguntó a Apurva que qué era lo que había aprendido en dfc españa. Entonces ella, hablando de su experiencia, da otra clave: el valor de sentir que confían en ti. Es algo que ella sintió al entrar en dfc, pero también es algo imprescindible para poder crecer, sentir que tienes un espacio seguro para poder fallar y aprender de los errores. Es importante dar valor a las personas para que estas puedan florecer.
Si hay algo que podrían hacer más, en la opinión de Apurva es estar en más ocasiones cerca de los más jóvenes. Debido a la pandemia hay menos oportunidades y Miguel comenta que ahora mismo se están centrando en dar herramientas a los educadores, que son los que más horas están con los más jóvenes y que son otra de las claves del cambio. Estos necesitan herramientas y apoyo para hacer las cosas de otro modo y a ellos les piden el lema de este año: revoluciona tu aula. Esta revolución es lo que es dfc, hacer que las cosas cambien por medio de las diferentes etapas que siguen con su metodología basada en el Design Thinking: siente, imagina, actúa, evolúa y comparte.
Fue un auténtico privilegio oír estas voces hablar con tanta pasión de la educación y poder reflexionar sobre cómo queremos que sea la educación del futuro, llegando a la conclusión de que la clave de la educación del futuro es lo que hacemos en el presente.
Para estar al tanto de todas las iniciativas que llevamos a cabo en Cohope respecto a la educación te invitamos a echar un ojo a Wise Up, el servicio que tenemos destinado a todas las cuestiones formativas en torno al impacto social.