La población del s.XXI es urbana, lo que implica que nuestro estilo de vida dependiente tiene más cabida en el ecosistema urbano, aunque eso no significa necesariamente que sea bueno. Es nuestro deber generar una balanza y ser capaces de sobrevivir a la urbe.
España es uno de los países de la UE más despoblados, teniendo 92 personas por km2. Por ejemplo, en los municipios de menos de 5.000 habitantes hay 410.000 personas menos que hace una década. Es decir, se ha perdido una población equivalente a la de toda la provincia de Lleida.
¿Qué es la despoblación?
La despoblación supone la pérdida total o parcial de los habitantes de un lugar, por motivos muy variados.
Se plantean diferentes opciones para combatir la despoblación, desde ayudas gubernamentales, legislativas, inversión privada o asociaciones sin ánimo de lucro trabajando en el reto. Todas válidas, aunque desde Cohope, pensamos que el factor diferencial para luchar contra la España despoblada es la innovación social.
La innovación social puede ayudar a la España despoblada a revalorizar zonas que sufren de despoblamiento.
¿Qué pasa si la despoblación sigue?
Hay tres consecuencias directas en las que tenemos que pensar: centralización, falta de diversidad y pérdida de cultura y tradición.
Si la despoblación sigue creciendo a la velocidad actual, corremos el riesgo de vivir de una manera muy centralizada, con falta de diversidad y una pérdida de cultura y tradición. El gran problema que hay detrás de la despoblación es la continuación de un estilo de vida que no genera un impacto social positivo en nuestras vidas.
El vivir de una manera más centralizada puede implicar más dependencia, ya que los recursos, tanto de servicios como manufacturados, provienen todos de un mismo sitio.
La pérdida de culturas y tradiciones es obvia. Por supuesto que se generarán otras nuevas, ya que es el ciclo de la vida, pero estas ya serán urbanas. En las zonas rurales se mantienen vivas culturas que en otros medios están perdidas.
También puede generar una sociedad más monótona dentro de lo heterogénea; es decir, si antes teníamos dos escenarios donde tener diversidad, ahora simplemente tendremos uno.
¿Cómo puede ayudar la innovación social en la despoblación?
La innovación social se define como todas aquellas ideas nuevas sobre productos, servicios y modelos que solucionan un problema social o cubren una necesidad de forma más eficaz y eficiente que las alternativas actuales, al mismo tiempo que establecen nuevas relaciones sociales y sinergias. Explicado de una manera más sencilla, como si un niño o una niña quisieran saber qué es la innovación social, diríamos que es encontrar diferentes opciones, soluciones y procesos que afecten positivamente a la sociedad.
Es más que un modelo; es una mentalidad, un estilo de vida que te permite tener siempre el impacto social en mente.
Teniendo una visión general de lo que implica la innovación social, es el momento de explicar por qué puede ser una muy buena solución para la despoblación:
La innovación social puede reevaluar su capital de comunidad
A las comunidades se les suele decir lo que no tienen. ¿Y si esa idea se vuelve en su contra y nos centramos en los recursos que sí tienen? Hay muchas opciones disponibles si tenemos las herramientas necesarias.
La innovación social ofrece soluciones de impacto para todos los agentes involucrados en el proceso
A través de la innovación social, se puede llegar a encontrar la manera de generar un impacto social en la gente que vive directamente estos procesos de despoblamiento. Pero no solo eso, sino que esta herramienta tan poderosa que llamamos innovación social hace que los núcleos urbanos se beneficien del impacto social del mundo rural.
La innovación social ayuda a conectar organizaciones de impacto con actores locales
La innovación social no se entiende sin colaboraciones intersectoriales, es decir, sin combinar diferentes agentes en una misma solución para generar alianzas público-privadas.
En definitiva, potenciar emprendimientos sociales en el mundo rural es un ámbito en el que ya se está trabajando.
Si usamos la innovación social como pensamiento, las zonas despobladas serán capaces de liderar su propio camino creando una identidad actualizada.
Hacer una evaluación de tu estado, ver como puedes generar impacto social y generar sinergias con diferentes agentes, hace que puedas redefinirte como zona, ya que una persona no es la misma persona con 5 que con 80 años y los pueblos están hechos de personas.
Con una redefinición de quiénes somos como zona, seremos capaces de crear un nuevo camino más acorde con nuestra identidad actual.
El mundo que viene: ¿Qué pasará con la despoblación?
La sociedad en el s.XXI sufrirá muchas transformaciones, veremos muchas más revoluciones. La cuestión es si seremos capaces de percibirlas.
La vida es mucho más intensa y fugaz, es por eso que las ciudades triunfan: tienes todo para vivir y morir rápido en ellas.
El estilo de vida es uno de los factores más importantes para la despoblación. En los próximos años, será todo un reto tener un acercamiento a la vida mucho más sostenible y regenerativo, y estos retos pueden empezar a solucionarse desde las zonas rurales.
Un ejemplo muy claro es Penelles, la localidad catalana en la provincia de Lleida. Se trata de una localidad de 300 habitantes que sufre de despoblación. Sin mirar qué es lo que les faltaba quisieron sacar luz a lo que sí tenían: una cultura artística que decidieron plasmar con un festival de arte urbano, el Gargar.
El festival empezó en 2016 y cada año sigue siendo un éxito total, con una media de 100 visitas diarias (antes de la COVID-19), que ha hecho rebrotar la economía, permitiendo abrir dos nuevos restaurantes en el pueblo.
Penelles sigue pensando en su futuro y será la sede de Cohope Experience, una convivencia emprendedora donde 10 personas de todo el mundo desarrollarán proyectos de impacto social.
En definitiva, la innovación social tiene que jugar un papel clave en la lucha contra la despoblación, ya que esta forma parte de la lucha contra el sistema actual, que es insostenible desde todos los ángulos.